Un trabajador encargado del área de Mantenimiento se encontraba rebarbando una pieza metálica en una amoladora de banco (de 3.000 rpm y 2 ½ HP de potencia).
El día anterior había sido colocada en la máquina una nueva piedra de grano 90 de Widia Tyrolet, de 200x25x19 mm y 7 kg de peso.
Momentos antes del accidente, otro operario (también del sector Mantenimiento) había utilizado la misma amoladora sin inconvenientes.
Sin embargo, mientras el trabajador realizaba tareas sobre la pieza (de unos 10x8x2 cm) , la piedra de la amoladora repentinamente se centrifuga, partiéndose en pedazos y rompiendo la protección de la máquina.
Posiblemente la piedra de amolar se había descentrado por estar mal ajustada o tener una falla de fabricación.
En la empresa no existía un responsable de controlar la calidad y características de los materiales comprados.
El desperfecto generó proyecciones en distintas direcciones, una de las cuales impactó en la cara del trabajador, desplazándolo aproximadamente 3 m y provocándole traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica.
El trabajador accidentado fue trasladado a un hospital, donde estuvo en coma hasta el momento de su muerte.